¡Demasiado tóxico! Cómo detectar los rasgos en ti mismo y en los demás

¿Alguna vez te has preguntado si eres una persona tóxica? ¿O tal vez cómo reconocer esas características en los demás? ¡No te preocupes! En este artículo te mostraremos cómo detectar los rasgos tóxicos en ti mismo y en las personas que te rodean. ¡Descubre cómo dejar de ser parte del problema y comienza a ser parte de la solución!

¡Demasiado tóxico! Cómo detectar los rasgos en ti mismo y en los demás

¿Alguna vez ha pasado tiempo con alguien que parecía amigable pero que lo dejó sintiéndose inseguro y emocionalmente agotado después de llegar a casa? Si es así, es posible que te hayas encontrado con alguien que tiene rasgos de personalidad tóxicos.

A artículo reciente en Sloane Management Review sugiere que las culturas laborales tóxicas son el motor de la Gran Renuncia. Y las culturas tóxicas comienzan con individuos que se comportan de manera tóxica.

Entonces, hay una buena razón para prestar atención al comportamiento tóxico y aprender a detectar los rasgos antes de que lo envíen a usted o a sus compañeros de equipo a buscar un nuevo trabajo.

Los rasgos tóxicos no son en realidad rasgos en absoluto.

Pero los individuos tóxicos son más comunes de lo que piensas. Según la revista Violencia y Víctimas, el 48,4% de las mujeres y el 48,8% de los hombres tienen experimentado agresión psicológica de un compañero. Además, según un estudio reciente de Korn Ferry, el 35 % de los empleados dice que su jefe es su mayor fuente de estrés en el trabajo.

No todos los comportamientos son tan dramáticos. Exploremos los rasgos tóxicos que debe tener en cuenta en las relaciones: en el trabajo, en el hogar o en cualquier otra persona.

Si bien generalmente permanecen iguales, los rasgos pueden cambiar con el tiempo debido a factores como:

  • Experiencias
  • Sistemas de creencias
  • Principales etapas de la vida

Cuando discutimos los rasgos, necesitamos trazar una línea entre un “rasgo” y un “comportamiento”. Los rasgos son a menudo innatos. Los comportamientos, por otro lado, son acciones sobre las que tenemos control. Por ejemplo, el nivel de “apertura” de una persona es un rasgo. Pero “mentir” es un comportamiento.

¡Demasiado tóxico! Cómo detectar los rasgos en ti mismo y en los demás

Cuando las personas hablan de rasgos tóxicos, por lo general no se refieren a los rasgos de una persona; en cambio, el término se refiere al comportamiento de una persona. Los comportamientos se pueden caracterizar como “saludables” o “no saludables”. Los comportamientos nocivos o tóxicos incluyen:

  • Egoísmo
  • Hostilidad
  • Manipulación

Echemos un vistazo a muchos ejemplos de rasgos tóxicos.

30 ejemplos de rasgos tóxicos

Si vio a alguien arrojar una silla por la ventana, podría pensar: “Tienen el rasgo tóxico de la ira”. Pero no todos los rasgos de personalidad tóxicos se manifiestan de manera tan obvia.

Los rasgos tóxicos de muchas personas salen a la luz de manera sutil. Es posible que no los reconozca de inmediato cuando encuentre comportamientos tóxicos en una relación. Analicemos 30 rasgos y comportamientos tóxicos y sus señales de advertencia.

  • Negatividad: una persona con negatividad puede ver el mundo como frío, cruel y malvado. Es posible que se quejen con frecuencia, arruinen la diversión o desalienten el ánimo de las personas con comentarios y acciones derrotistas.
  • Juicio: una persona que juzga puede juzgar situaciones, personas o eventos sin experiencia. Por ejemplo, un amigo puede decirte que un concierto será aburrido o aburrido incluso antes de que llegues.
  • Deshonestidad: una persona que muestra deshonestidad puede mentir o engañar a otros. El acto de mentir es una elección. Pero la deshonestidad es la tendencia a mentir. Mucha gente usa la deshonestidad como un mecanismo de defensa.
  • Rigidez: una persona que es rígida puede ser terca, inflexible o incapaz de adaptarse cuando las cosas no salen según lo planeado. Por ejemplo, un empleado puede tener dificultades para adaptarse cuando un nuevo jefe se une a su equipo y cambia la dinámica del equipo.
  • Grosería: una persona que muestra un comportamiento grosero puede hablar o actuar sin modales que la mayoría de la gente definiría como culturalmente apropiados. Por ejemplo, alguien puede hablar con un servidor sin decir “por favor” o “gracias”.
  • Falta de empatía por los demás: una persona que carece de empatía por los demás puede tener dificultades para comprender los sentimientos y pensamientos de otras personas. Por ejemplo, un líder que carece de empatía puede no notar que uno de sus empleados tiene dificultades para completar el trabajo porque está cansado.
  • Cinismo: una persona que muestra cinismo puede pensar que los intereses y objetivos motivan a las personas en detrimento de los demás. Por ejemplo, una persona cínica puede suponer que un servidor cortés solo fue amable por una buena propina.
  • Imprudencia: una persona que es imprudente puede no considerar el peligro que sus acciones suponen para sí misma o para los demás. Por ejemplo, alguien con imprudencia puede alentarlo a emprender una actividad peligrosa.
  • Criticidad: una persona que es quisquillosa puede tener dificultades en situaciones nuevas, fuera de su zona de confort o que no se ajustan a sus estándares. Por ejemplo, un quisquilloso puede negarse a comer una comida que cocinaste para él porque no ha probado un ingrediente clave antes.
  • Argumentación: una persona que discute puede obtener alegría o placer al iniciar discusiones. Por ejemplo, una persona puede buscar fallas en la idea de un miembro de la familia e intentar irritarlos para que se peleen. No todos los conflictos son malos, pero discutir por discutir puede ser perjudicial.
  • Rápida para enojarse: una persona que se enoja rápidamente puede enojarse debido a un desencadenante que ofendería a la mayoría de las personas. Por ejemplo, un colega puede enojarse rápidamente y tener dificultades para calmarse.
  • Mandona: una persona que es mandona puede hacerse cargo de una situación, exigir control o afirmar su dominio sobre los demás. Por ejemplo, un colega mandón puede microgestionar su parte de un proyecto, a pesar de no tener autoridad sobre usted. Un colega mandón también puede desafiar el liderazgo de su gerente o socavarlo.
  • Egocentrismo: una persona que muestra egocentrismo puede centrarse en sus deseos sobre las necesidades de otra persona. Por ejemplo, un amigo egocéntrico puede negarse a consolar a otro amigo porque prefiere hacer otra cosa.
  • Arrogancia: una persona que muestra arrogancia puede creer que es más inteligente y más importante que los demás. Como tales, pueden tratar a los demás de manera grosera o condescendiente. Por ejemplo, un empleado arrogante y egoísta puede negarse a escuchar las ideas de los demás y no estar dispuesto a colaborar.
  • Codicia: una persona codiciosa puede tomar más de lo que necesita en detrimento de los demás. Por ejemplo, un amigo con avaricia puede comerse un trozo de pastel que guardaste para un amigo que se perdió el corte del pastel.
  • Avaricia: una persona tacaña puede negarse a compartir su tiempo, sus posesiones o su dinero. Lo hacen incluso cuando alguien más los merece. Por ejemplo, un familiar tacaño puede negarse a pagar su parte de la cuenta de un restaurante.
  • Astucia: una persona astuta puede ocultar sus acciones y palabras de los demás para beneficio personal. Por ejemplo, un colega puede sabotear su trabajo al no transmitir una instrucción crucial de su gerente.
  • Falta de consideración: una persona que es irreflexiva puede no considerar cómo sus acciones o palabras pueden afectar a los demás. Por ejemplo, un miembro de la familia puede contarle a su familia extendida un secreto que compartió con ellos en confianza.
  • Disrupción: una persona que es disruptiva puede hablar o interrumpir a otros para beneficio personal. Por ejemplo, un empleado puede poner música a todo volumen en la oficina.
  • Evitación de conflictos: una persona que lucha con la evitación de conflictos puede tener dificultades para hablar con los demás porque tiene miedo de molestar a la gente. Por ejemplo, un amigo que evita los conflictos puede permitir que otro amigo lo insulte por temor a una discusión.
  • Impulsividad: una persona impulsiva puede tomar decisiones precipitadas basadas en la emoción. Por ejemplo, un amigo impulsivo puede gastar demasiado dinero porque carece de habilidades de regulación emocional.
  • Pereza: una persona que es perezosa puede tener dificultades para terminar las tareas porque carece de inspiración, motivación e impulso. Por ejemplo, un empleado puede evitar completar sus tareas porque no quiere.
  • Apático: una persona con apatía puede tener dificultades para preocuparse por las cosas, las metas o las personas. Por ejemplo, un gerente apático puede tener dificultades para trabajar en su relación con usted porque no está involucrado.
  • Falta de autoconciencia: una persona que carece de autoconciencia puede tener dificultades para reflexionar sobre sus pensamientos, acciones y palabras. Por ejemplo, un amigo tóxico que no es consciente de sí mismo puede no entender por qué no ha alcanzado una meta, a pesar de sabotear sus propios esfuerzos.
  • Absolutismo: una persona con absolutismo puede ver las situaciones, las personas o el mundo a través de un binario como “bueno o malo”. Por ejemplo, un amigo absolutista puede ver a otro amigo como malo porque lo molestó, a pesar de que el amigo se disculpó.
  • Manipulación: la manipulación implica el uso de tácticas para controlar o influir en otros para servir a los propios intereses. Las personas manipuladoras a menudo emplean tácticas como el engaño, la culpabilidad, el gaslighting o los juegos mentales. Explotan las vulnerabilidades y las emociones de los demás para mantener el control sobre ellos. Este rasgo tóxico erosiona la confianza, crea desequilibrios de poder y socava la autonomía y el bienestar de la otra persona en la relación.
  • Egoísmo: el egoísmo se refiere al enfoque excesivo en las propias necesidades, deseos e intereses mientras se ignora o se descuidan las necesidades de los demás. Los individuos egoístas priorizan su propio bienestar sin considerar el impacto de sus acciones en los demás. Esto puede conducir a una falta de empatía, falta de voluntad para comprometerse y un desequilibrio general en la relación. Obstaculiza el desarrollo de una asociación mutuamente beneficiosa y de apoyo.
  • Perfeccionismo: el perfeccionismo es una obsesión por la perfección y el establecimiento de estándares altos poco realistas para uno mismo y para los demás. Los perfeccionistas a menudo luchan con la autocrítica y tienen un fuerte miedo al fracaso. Se imponen estas expectativas poco realistas sobre sí mismos y quienes los rodean, lo que genera insatisfacción constante, críticas y una atmósfera negativa. La presión de cumplir con estándares imposibles puede tensar las relaciones, ya que se vuelve difícil sentirse aceptado o valorado por lo que uno es.
  • Hostilidad: la hostilidad implica mostrar ira, agresión o resentimiento constante hacia los demás. Las personas hostiles tienden a enojarse fácilmente, a discutir o insultar rápidamente a los demás, y tienen dificultades para controlar sus emociones. Este rasgo tóxico crea un ambiente tenso y hostil que socava la comunicación abierta, la seguridad emocional y la satisfacción general de la relación. Puede conducir a un ciclo de conflicto, comportamiento hiriente y confianza dañada.
  • Agresión: la agresión se refiere a una tendencia a utilizar la fuerza, la intimidación o la hostilidad para afirmar el dominio o el control sobre los demás. El comportamiento agresivo puede manifestarse física, verbal o emocionalmente. Implica atacar, amenazar o causar daño a otros. La agresión crea miedo, daño y una sensación de peligro dentro de una relación. Daña la confianza, la seguridad y el bienestar emocional, por lo que es casi imposible fomentar una conexión sana y enriquecedora.
  • ¡Demasiado tóxico! Cómo detectar los rasgos en ti mismo y en los demás

    Al discutir ejemplos comunes de rasgos tóxicos, debe recordar dos cosas críticas.

    Primero, algunos comportamientos pueden manifestarse positivamente en ciertos escenarios. Pero eso no los hace positivos. Por ejemplo, una persona mandona puede producir un trabajo de alta calidad que impresione a sus colegas y jefes. Pero ser autoritario puede hacer que la persona se sienta estresada y arruine relaciones que de otro modo serían saludables.

    En segundo lugar, nuestros comportamientos no nos definen como personas. Esto es cierto ya sea que el comportamiento sea negativo o positivo. Por ejemplo, una persona no es negativa ni rígida. En cambio, una persona puede tener el rasgo tóxico de la negatividad o la rigidez. Podemos cambiar nuestros rasgos tóxicos a través de la introspección y la reflexión. También podemos cambiarlos trabajando en nuestra salud mental.

    Señales de que estás en una situación tóxica con alguien

    La mayoría de las personas se encuentran con alguien con rasgos tóxicos en algún momento. Aquí hay cinco señales de alerta de que se encuentra en una situación tóxica que quizás deba abordar.

    Te gaslight o te mienten

    Alguien con rasgos tóxicos puede encubrir su comportamiento mintiéndole o burlándose de usted. Gaslighting es un tipo de manipulación en la que el gaslighter intenta hacerte cuestionar tu versión de los hechos.

    Sabrás que alguien está tratando de engañarte si te hace sentir inseguro de tus sentimientos o inseguro de tu conocimiento. Sin embargo, hay una diferencia entre que alguien no esté de acuerdo contigo y que te engañe.

    ¡Demasiado tóxico! Cómo detectar los rasgos en ti mismo y en los demás

    No se disculpan adecuadamente.

    Alguien con rasgos tóxicos puede eludir la responsabilidad por su comportamiento con una disculpa que minimice sus acciones. Por ejemplo, pueden decir: “Lamento que te sientas así” o “Lo siento, pero…”.

    Si alguien usa una de estas disculpas contigo, puedes llamarlo. Las personas no siempre son conscientes de que no están practicando la empatía o la compasión.

    No entienden cómo su comportamiento hace sentir a los demás.

    Es posible que alguien con rasgos tóxicos no se dé cuenta o no le importe que sus acciones impacten negativamente a los demás si carece de inteligencia emocional.

    Si alguien no sabe que sus acciones lastiman a otros, intente abordar el problema con ellos. Si se niegan a escuchar, es posible que deba establecer límites o dejar de pasar tiempo con ellos.

    Recuerda: puedes usar muchos tipos de escucha. Tenga en cuenta que todos reaccionan de manera diferente a cada tipo.

    Se creen superiores a los demás

    Alguien con rasgos tóxicos puede percibirse a sí mismo como más importante que los demás. Pueden anteponer sus deseos a la necesidad de seguridad y bienestar de otras personas.

    Esta actitud se manifiesta de muchas maneras, como a través de:

    • Comportamiento de dos caras (tratar a las personas de manera diferente a sus espaldas que a sus caras)
    • Priorizar sus deseos sobre las necesidades de otras personas.
    • Abusando de su poder
    • Hablar mal de los que no están de acuerdo con ellos o llamarlos

    Alguien que cree que es superior tampoco puede priorizar la integridad (aquí hay algunos ejemplos de integridad).

    Se ven a sí mismos como víctimas de su propio comportamiento.

    Alguien con rasgos tóxicos puede tener una mentalidad fija sobre su comportamiento. Una mentalidad fija dice: “No puedo cambiar”. Por el contrario, una mentalidad de crecimiento dice: “Puedo cambiar mi comportamiento con trabajo duro y un fuerte sentido de identidad”.

    Si alguien solo se ve a sí mismo como una víctima de su propia vida, es probable que no haya aceptado la responsabilidad por su comportamiento. Y no están dispuestos a cambiarlo.

    Mitos sobre los rasgos tóxicos

    Exploremos cinco mitos sobre los rasgos de personalidad tóxicos.

    1. Las personas no pueden cambiar sus rasgos tóxicos de personalidad

    Es fácil suponer que los patrones de comportamiento negativos son permanentes. Pero esto no es cierto. Nuestras personalidades son fluidas y cambian a medida que aprendemos, crecemos y experimentamos cosas nuevas.

    La mayoría de las personas pueden cambiar sus rasgos tóxicos si:

    • Trabaja para identificarlos
    • Comprender su impacto
    • Detener conscientemente los comportamientos tóxicos

    2. Puedes arreglar los rasgos tóxicos de otra persona

    Desafortunadamente, nadie (ni siquiera los terapeutas o entrenadores de vida) puede corregir los rasgos tóxicos de otra persona si la persona con los rasgos tóxicos no quiere cambiar.

    Arreglar los rasgos tóxicos requiere:

    • Conciencia de sí mismo
    • Introspección
    • Voluntad de crecer como persona.

    Si bien puedes ayudar a alguien a abordar sus rasgos tóxicos, no puedes controlar ni corregir su comportamiento.

    3. Las personas con rasgos tóxicos saben que los tienen

    Es natural asumir que el mal comportamiento de alguien es una elección consciente. Pero muchas personas con rasgos tóxicos no se dan cuenta de que su comportamiento afecta a los demás.

    ¡Demasiado tóxico! Cómo detectar los rasgos en ti mismo y en los demás

    Es posible que tengas rasgos tóxicos que no conoces. Algunos rasgos tóxicos, como el absolutismo, se manifiestan sutilmente. Es posible que no te des cuenta de que ves las cosas como buenas o malas a menos que experimentes algo que te obligue a reflexionar sobre tu forma de pensar.

    4. Alguien con rasgos tóxicos es una persona intrínsecamente mala

    Si bien los rasgos tóxicos o negativos de alguien pueden dañar a otros, no hacen que alguien sea una persona inherentemente mala con malas intenciones. Todos estamos aprendiendo y creciendo a medida que experimentamos cosas nuevas. Puedes ser una buena persona con rasgos tóxicos. De hecho, todo el mundo muestra un comportamiento negativo de vez en cuando.

    Muchas personas también desarrollan rasgos tóxicos como mecanismo de afrontamiento. Por ejemplo, muchas personas deshonestas mienten sobre sus vidas para protegerse del juicio de otras personas.

    5. Los rasgos tóxicos hacen que algunos sean “asertivos” o “duros”

    Algunos comportamientos negativos sirven bien a las personas en su vida personal o profesional. Pero esto no hace que el rasgo tóxico sea positivo.

    Un gerente mandón, grosero o rígido puede presionar a su personal para que produzca un trabajo excelente. Pero estos rasgos tóxicos aún impactan negativamente a los demás al crear un ambiente de trabajo insalubre y tóxico. Muchas personas con rasgos de liderazgo tóxicos excusan su comportamiento llamándose a sí mismos “asertivos” o “duros”. Pero puedes ser asertivo y duro sin dañar a los demás.

    Cómo lidiar con los rasgos de personalidad tóxicos en una relación y en el trabajo

    Como no siempre puedes eliminar a alguien con un rasgo tóxico de tu vida, aquí hay cinco consejos para ayudarte a lidiar con ellos.

    1. Entiende que no se trata de ti

    Cuando el comportamiento de otra persona te hace sentir inseguro o triste, puedes sentirte tentado a culparte a ti mismo.

    No. Los rasgos tóxicos de otras personas reflejan sus luchas e inseguridades, no las tuyas. Solo puedes controlar tus propias acciones, autoestima y aptitud mental.

    Tenga cuidado con las señales de que está JADE-ing su comportamiento. Cuando usas JADE, “justificas”, “argumentas”, defiendes o “explicas” el comportamiento de otra persona para minimizar su impacto.

    2. Intenta no reaccionar

    Si alguien te trata mal, reaccionar con ira, agresión o molestia puede empeorar la situación. En su lugar, comience respirando profundamente. Luego, si es posible, abandone la situación y practique el cuidado personal.

    Dependiendo del comportamiento, también puede usar grey-rocking. Cuando haces gris a alguien, actúas de manera aburrida o emocionalmente indiferente para que a la persona le resulte más difícil relacionarse contigo.

    3. Establece límites

    Establecer límites con alguien puede reducir el impacto de su comportamiento en ti. Cada límite debe tener una consecuencia.

    Por ejemplo, “Si mi colega hace un comentario pasivo-agresivo sobre mi apariencia, me disculparé y hablaré con él más tarde”.

    ¡Demasiado tóxico! Cómo detectar los rasgos en ti mismo y en los demás

    4. Sea honesto acerca de cómo le afecta el rasgo tóxico

    Como mencionamos, muchas personas no se dan cuenta de que tienen rasgos tóxicos. Entonces, decirle a alguien que sus acciones han dañado tu bienestar emocional puede ayudarlo a comprender que necesita cambiar.

    Puede probar esta plantilla para iniciar la conversación:

    “Cuando haces o dices (acción), yo siento (emoción). Entiendo que no tengas la intención de hacerme sentir (emoción), pero me gustaría que trataras de dejar de hacer (acción)”.

    A veces, una conversación honesta puede ayudar a alguien a cambiar una relación tóxica.

    5. Busque ayuda de otros

    Los rasgos tóxicos de alguien pueden dañar el bienestar social de su grupo de amigos, unidad familiar o equipo. Naturalmente, es posible que deba buscar el apoyo de otros. De esta manera, pueden trabajar juntos para acercarse a la persona sobre su comportamiento y desarrollar una mejor relación.

    Si alguien en el trabajo se está comportando mal, es posible que también deba informar su comportamiento tóxico a sus superiores o a Recursos Humanos.

    Rasgos tóxicos y relaciones sanas

    Una vez que comprenda cómo se ven los rasgos tóxicos, será más fácil detectarlos en sus relaciones profesionales y personales.

    Cuando alguien más tiene rasgos tóxicos, puede lastimarte. Pero recuerda: el comportamiento de otra persona no es un reflejo tuyo y no eres responsable de arreglarlo. Las personas con rasgos de personalidad tóxicos son las únicas que pueden asumir la responsabilidad de sus acciones y cambiar.

    Si desea aprender a detectar comportamientos tóxicos y comunicarse mejor con los demás en el lugar de trabajo y en el hogar, pruebe el entrenamiento de BetterUp.

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    ¡Demasiado tóxico! Cómo detectar los rasgos en ti mismo y en los demás

    ¡Demasiado tóxico! Cómo detectar los rasgos en ti mismo y en los demás

    La toxicidad en las relaciones interpersonales puede ser dañina tanto para nosotros como para las personas que nos rodean. A veces, sin siquiera darnos cuenta, podemos actuar de una manera tóxica y perjudicar nuestras propias vidas y las de los demás. Es fundamental aprender a detectar estos rasgos en nosotros mismos y en los demás para evitar situaciones tóxicas y promover relaciones saludables. A continuación, responderemos a las preguntas más frecuentes sobre cómo reconocer la toxicidad en nosotros mismos y en los demás.

    1. ¿Cuáles son algunos rasgos de toxicidad en las personas?

    Algunos rasgos de toxicidad en las personas pueden incluir:

    • Manipulación emocional
    • Falta de empatía
    • Control excesivo
    • Constante crítica y desprecio
    • Celos y posesividad

    2. ¿Cómo puedo reconocer si yo mismo tengo rasgos tóxicos?

    Reconocer si nosotros mismos tenemos rasgos tóxicos puede ser difícil, pero es esencial para nuestro crecimiento personal. Algunos indicadores de toxicidad en nosotros mismos podrían ser:

    1. Recursos externos sobre rasgos tóxicos: Wikipedia – Toxicidad
    2. Falta de autocrítica y siempre culpar a los demás
    3. Exceso de críticas hacia los demás
    4. No reconocer nuestros errores y no disculparnos
    5. Manipular a los demás para obtener lo que queremos

    3. ¿Cómo puedo abordar una relación tóxica con otra persona?

    Si te encuentras en una relación tóxica con otra persona, es importante abordar la situación de manera adecuada. Algunos pasos a considerar podrían ser:

    • Comunicar tus sentimientos de manera clara y respetuosa
    • Establecer límites en la relación y hacer valer tus derechos
    • Buscar apoyo de amigos, familiares o un profesional

    Recuerda que no estás solo/a y que buscar ayuda es valioso para tu bienestar emocional. La toxicidad en las relaciones puede afectar negativamente nuestra salud mental y emocional, por lo que es fundamental detectarla y abordarla de manera adecuada.


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